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martes, 29 de noviembre de 2011

inutil deseo impermeable de tocar brazos otoñales en las madrugadas

Mientras caminaba una mechon de trenza resbaladizo le caía por la mejilla con tacto seda.El aire titubeante   se colaba entre su finisimo pelo y marcaba este con una fragancia de frescura y movimiento que a 1 metro por detrás ,dejaba desear a cualquiera...

Cuán terrible y desesperante era esperar que se abriera aquella puerta cada mañana, a la misma vez que yo entrecruzaba los dedos.
Y todo por no reconocer que me muero cada vez que Otoño inspira.

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